LA LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

La mayor parte de los objetos del ajuar litúrgico adquiridos por las iglesias, sobre todo en los primeros años tras su fundación, son generalmente de materiales sencillos debido a la precaria economía de las mismas, a excepción de los donados por particulares. Con el tiempo la parroquia hará todo lo posible por ir adquiriendo objetos de materiales más nobles.

Desde finales del siglo XVI y coincidiendo con el periodo de los grandes papas (Sixto V, Pablo V, Urbano VIII, Alejandro VII, Inocencio IX), los grandes reyes (Felipe II, Leopoldo I, Luis XIV), y de los grandes santos (San Carlos Borromeo, Santa Teresa de Jesús, San Francisco de Sales, San Vicente Ferrer), se producen modificaciones en la liturgia. Ésta ya no será la participación activa de la celebración del misterio de Cristo, sino mas bien su contemplación de manera casi teatral.

La Iglesia ofrece sus sacramentos como ayuda espiritual y colabora con generosidad con sus recursos en los momentos difíciles, cuando la necesidad o el dolor llegaban a los hogares. La magnificencia de Cristo dentro del templo entra ahora por los ojos, creándose objetos litúrgicos de gran riqueza visual en los que el oro y la plata son los protagonistas y deslumbran con su brillo al espectador.

 Zapatitos del Niño Jesús
Siglo XVIII

Corona del Niño Jesús
Siglo XVIII

Venera
Siglo XVIII (1729) 

Bandeja
Siglo XVIII

Portapaz
Siglo XVIII

Crismeras
Siglo XVII

Corazón
Siglo XX

Bandeja AGF
Siglo XVIII

Vinajeras y Bandeja
Siglo XX

Acetre e Hisopo
Siglo XVIII

Naveta y cuchara
Siglo XVII

Incensario
Siglo XVII

Cruz de altar
Siglo XVII

Portaviático
Siglo XX

Lavamanos
Siglo XX

Cáliz

Cáliz

Copón 
Siglo XVIII

Custodia
Siglo XVII

Custodia
Siglo XVIII