Estimados feligreses
El municipio de Santa Úrsula se prepara para celebrar las fiestas patronales en honor a Ntra. Sra. del Rosario y a la mártir Santa Úrsula. Las fiestas provocan el encuentro de unos y otros para compartir la fe, la música, el folklore, el arte, las vivencias, los recuerdos, la comida, las cosas… A través de unos actos religiosos y profanos se nos invitará a la participación y a expresar nuestra alegría con “vivas”, aplausos, sonrisas y saludos. La alegría es una actitud que caracteriza las fiestas. Pero desearíamos que no se quedara en una alegría efímera sino que nuestras vidas participaran plenamente del gozo profundo de la Virgen María y de Santa Úrsula.
María fue una mujer alegre. Así lo expresa en el Magnificat en casa de su prima Isabel. También lo fue nuestra santa mártir al consagrar al Señor su virginidad y estar dispuesta a morir por defenderla.
¿De dónde provenía la alegría que experimentaron estas santas mujeres? Su alegría tuvo su fundamento en la conciencia y manifestación de que algo bueno había pasado por sus vidas y que ellas no habían podido originarlo. Es como el regalo inesperado: no ha sido programado, ni previsto, ni planificado, pero revela un amor con el que no se contaba. Esta alegría no puede ser producida de modo artificial. Procede de algo recibido y acogido. Dios se había hecho presente en sus vidas.
Las fiestas patronales son una buena oportunidad para compartir la alegría de la fe como don de Dios y exclamar con el Salmo 125: “La boca se nos llenaba de risas, nuestra lengua de cantares. El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Esta alegría, que procede de Dios, nos libera de la tristeza y nos empuja al encuentro y a la celebración.
Los organizadores de las fiestas Patronales de 2013 han elaborado con ilusión un programa con el que han intentado recoger el gozo colectivo de aquellos que creen que “Dios hizo maravillas” en María y dio la fortaleza a Úrsula. Pero el éxito de las fiestas no dependerá tanto del programa como de la alegría compartida, expresada en público, de aquellos que han experimentado que Alguien se ha hecho presente en sus vidas. Seremos convocados estos días a celebrar y compartir tan profunda experiencia. Que nuestra presencia sea signo de ello.
Sebastián García Martín
Párroco