Entre las imágenes desaparecidas desde la erección del templo, se cuentan la de Jesús Resucitado, que en 1676 tenía su capa de tafetán colorado y su estandarte; la de Nuestra Señora de Candelaria, situada en 1619 en el altar del evangelio … con una saya de damasco blanco y azul y según un inventario de 1730, con su corona de plata; la del arcángel San Miguel, existente en la iglesia desde antes de 1699 pero cuya colocación en el altar de Ánimas documenta un descargo del 30 de septiembre de 1730; las ya referidas del Ecce-Homo, Jesús Nazareno y La Piedad, así como las de San Francisco y Nuestra Señora de la O con su corona de plata, citadas en inventarios de 1699, 1724 y 1730.
La desaparición de la de San Antonio de Padua -con su diadema y azucena de plata y el niño con su corona -, debió de producirse en la pasada centuria, y lo mismo cabe decir de la imagen de Nuestra Señora del Carmen, cuyo retablo es hermoseado hacia 1782. También se veneraba -desde la época del obispo Morán- la Virgen de la Merced, advocación que aún puede contemplarse en la pintura que remata el retablo situado en la antigua capilla de Ánimas.
Algunas de estas imágenes, retiradas del culto, fueron sustituidas en las primeras décadas del siglo actual por obras de serie, carentes de valor artístico.
Fuente: Historia de Santa Úrsula. M. Rodríguez Mesa