Dos crucifijos de altar, restaurados en 1989 por Ezequiel de León en cumplimiento de un encargo del Cabildo Insular de Tenerife, se exponen en la sacristía; un interesante Cristo vivo, de 27 cm de altura, cuya autoría se viene atribuyendo al sacerdote Luis Cabeza Viera, y un Cristo muerto, de 23 cm. En el presbítero se halla otro crucifijo, adaptado a un pie de madera policromado adquirido en 1991.

Fuente: Historia de Santa Úrsula. M. Rodríguez Mesa