Alto 1´71 m.

Brazos: 1´61 m.

 

Perteneciente a la Cofradía de Misericordia, figura inventariado en 1699 como un Santo Cristo grande, con sus velos de tafetán. Una relación de las obras existentes en la parroquia en 1724, explica que sale el jueves santo, precisando un nuevo inventario elaborado seis años más tarde, que está situado en el altar de Ánimas.

Con un sencillo dispositivo para reflexionar los brazos, solía utilizarse tanto en la ceremonia del Descendimiento como en la procesión del Santo Entierro, dotada por el presbítero Alexo Pérez Valladares el 16 de abril de 1688.

Restaurado en distintas ocasiones, las cuentas de 1760 consignan un pago de doce rrs. Pta. Por la compostura de los brazos. Luego sería barnizado varias veces; la segunda –en 1772- por un pintor de la Victoria dejó tan disconformes a los cofrades, que al año siguiente no dudan en trasladarlo al Puerto de la Cruz para darle nuevo barniz. Ya en la pasada centuria –en marzo de 1925-, Nicolás Perdigón Oramas transforma casi por completo la enjuta talla, que años más tarde –una vez adquirida la moderna imagen de Jesús de la agonía, elaborada en pasta de madera –terminaría siendo cedida a la capilla del cementerio municipal.

En 1989, el ayuntamiento confía su restauración al escultor Ezequiel de león, que tras arduo trabajo devuelve a la imagen a su estilo originario. El 11 de noviembre de este mismo año, las autoridades municipales, sensibles ante el valor artístico y antigüedad de la obra, la entrgan nuevamente a la parroquia para que quedara expuesta al culto, y veneración de los fieles. A cambio reciben el mencionado Crucifijo de pasta, colocado desde entonces en la capilla de la necrópolis local.

Fuente: Historia de Santa Úrsula. M. Rodríguez Mesa