Madera con incrustaciones de nácar; ensamblada con técnica de taracea;
36,5 x 29 x 29 cm.
Anónimo; Siglo XVIII, [1770]
Hernández Perera destaca el gran número de piezas con incrustaciones de nácar y curiosas aplicaciones de plata que llegaron a Canarias desde Indias. Casi no hay iglesia o ermita en el archipiélago –escribe– que no pueda mostrar una cruz de manos o un atril de carey y nácar. Las hay del siglo XVII, pero los mejores son del siglo XVIII, como los atriles de Icod de los Vinos, La Laguna (Monjas de Las Claras), Santa Úrsula (1770), Los Sauces (1774)
HERNANDEZ PERERA, Jesús: Orfebrería de Canarias, Madrid, 1995, p. 205.
Posee en el reverso inscripción:
“Rosario pide hu/na Misa can[tad]ª y hun Res[pons]o [Co/rrea]”