Hay muchas personas que por una u otra razón están tristes, solas y pasan muchas noches en sus casas, detrás de puertas cerradas y necesitadas de consuelo… Hay tantas personas tristes como personas alegres y sin embargo preferimos ignorar a los tristes y rodearnos de alegres.

  1. Detente y haz amistad con alguien en el camino que esté llorando u obviamente necesite de consuelo y de un amigo. Ofrece una mano de ayuda, ten la mente abierta y escucha. No respondas hasta que haya terminado de hablar. Piensa tu respuesta, lo que digas puede entristecer aún más a la persona. Enfoca en las necesidades de la persona. Recuerda que puedes dejar una impresión duradera en alguien, especialmente en aquellos que tienen necesidad de consuelo. Tratar de ayudar a otros puede ser muy debilitante.
  1. Ofrece tu ayuda, pregúntale cómo puedes ayudarle y coloca una mano en su hombro. Este gesto simple le hará sentirse menos solo, pero recuerda que las necesidades sensibles deben abordarse con mucho cuidado y es mejor hacerlo solo si te lo permiten o comprobando antes que estés bien.
  1. Sé comprensivo y compasivo. Nunca juzgues o culpes a alguien. Aunque sientas que alguien debe hacerlo. En lugar de eso, tal vez podrías darle un gran abrazo.
  1. Ponte en sus zapatos. Siéntate a su lado. Pregúntale que sucedió. Cuando una persona tiene una necesidad desesperada de consuelo puedes tratar de tranquilizarla para que mantenga la esperanza y la fe en su corazón. Déjala llorar si lo necesita pero, algunas veces una persona puede llorar incontroladamente, lo mejor que puedes hacer en ese caso es distraer cuál es su problema. No temas ofrecer consuelo. Recuerda que lo que hace un buen samaritano es actuar cuando nadie más lo hará. Cuando termines de consolar a tu amigo, pariente, hermano, hijo, cónyuge o un completo extraño recuérdale que tiene un nuevo amigo o que siempre estarás ahí para escucharle y abrir el corazón cuando lo necesite.
  2. Antes de que te vayas, pregúntale si puedes hacer alguna otra cosa o hay algo más que necesita decir. Si dice que no, di “No te preocupes, si me necesitas estaré aquí para ti”. Pero, cumple tu promesa y si necesita hablar incluso a la mitad de la noche, debes estar ahí, servir de apoyo, escuchar y no actuar de forma molesta o quejarte de que te necesite.