Campanario

En las primeras décadas el  templo sólo cuenta con una campana, posiblemente instalada en algún improvisado campanario porque el 30 de abril de 1668, el licenciado Maldonado concede permiso para fabricarlo en la parte que mejor parezca y convenga, sin causar daño a la iglesia. En este tiempo se levantaría sobre una de las esquinas de la fachada principal, la interesante espadaña para dos campanas, sustituida en 1915 por la desangelada torre llegada hasta nuestros días.

La segunda campana se adquiere en el propio 1668. Consignando las anotaciones de 1709, la entrega, por parte del párroco Gaspar Yanes Martín, de una nueva con peso de ciento y ochenta libras en sustitución de la antigua de ochenta y seis libras.

El campanario, aderezado en 1682, presta un importante servicio a la comunidad, incrementado después de que en 1713, el arcediano Juan García Ximénez ordena a los responsables del templo tocar las campanas cuando sean las doce y las vísperas a la hora competente, porque en los pueblos donde no hay reloj– explica-, los fieles se suelen gobernar por ellas. También encarga que a las oraciones y a las ánimas indefectiblemente se toquen siempre; y al comprobar que los cordeles de las mismas caen a la calle y puede alguna gente perdida tocarlas a oras desussadas e inquietar el Lugar, manda a ponerlos por dentro de la iglesia, pa evitar las irreverencias que pueda haber y tocar a plegaria cuando se necesite. La posterior construcción del coro y su escalera de acceso, resuelve definitivamente el problema.

En 1835, una de las campanas, deteriorada por el uso, tiene que ser renovada. Más tarde, en 1877, se repite el caso y la corporación municipal colabora con doscientas pesetas para la hechura de una nueva. Algunos años después -1877 y 1889- la baranda del campanario exigiría repetidas composiciones.

Fuente: Historia de Santa Úrsula. M. Rodríguez Mesa